¡Qué pronto se gastó tu alma de niño!
La cambiaste por el necio traje de un adulto;
y en tu ciega necedad,
creíste que tu seriedad y afectación te enaltecían.
Trocaste tiernos galimatías
por adocenadas frases hechas,
por zafios lugares comunes,
y te convertiste en "gente".
(Por Gustavo Bonelli - Todos los Derechos Reservados)
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