Mi amor se me pudrió en el botón de jazmín que tenía para ti
en el ramo de alhelíes que guardaba con la inocencia del infante
enamorado.
Mi amor se avinagró sin haber nacido aún...sin haber florecido,
acompasado de regios deleites materiales que recibí con el pavor
de quien recibe, a condición de no contrariarte, de no contradecirte.
Mi amor no supo de caricias, de abrazos, ni siquiera de besos tenues.
Sólo supo de reproches, de burlas de arlequín destemplado que nunca
alcanzó a comprender el sino de un vástago genial...
Mi amor no estuvo preparado para entenderte, tampoco para
[protegerte.
Pero tampoco estuvo presto a recibir ni a gozar de ti, ¡qué lamentable!
Y ya en las cercanías del adiós, mi amor comprendió perplejo
lo que de suyo mi alma cansada y agobiada intuía:
¡Que mi amor nunca fue nuestro amor!
©Gustavo Bonelli V.
Todos los derechos reservados
Comentarios
Publicar un comentario