Hielo que se extingue por minutos
y vuelve a ser torrente de agua viva
pareciera que albergaras mi silencio
en el seno de tu vida.
Torturas fatuas,
lamentos callados, pero celebrados
regocijante alzas tu cerviz y tu cayado
y me dejas tan sinuoso y encorvado...
No destiemples tu rictus ni me tientes
sabes que aunque infecundo te persigo
sabes que tus manos son mis manos ateridas
de aquel llanto lastimero de la tarde.
Hielo, agua que ahoga y que vive aún
bestia loca que se planta y me mira de un tirón
Eres boca que acompaña y promesas tan fallidas
Eres loca burbujeante agua de perdido manantial.
Oasis de Avicena, de Averroes o Maimónides
mal situados, ya que vieron Alicante
es la misma brisa refrescante, el mismo pozo del amor.
Todo esto me acontece si te pienso o no te pienso
me acompasa mi delirio al contemplarte, hielo puro
me tortura que no sepas mis canallas intenciones
me atosiga que persistas en no verme si aún me miras.
Por Gustavo Bonelli Vásquez
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