Tu cuerpo frágil se mecía
junto al mío
y tu figura dibujaba
un aire de embriaguez
De pronto, nuestros labios se tocaron
y ávidas las bocas se juntaron, en un beso.
Tu mirada fue la mía
y tu consuelo fue mi anhelo
Tus brazos raudos se juntaron
con los míos
y de pronto no hubo día, tarde ni más noche
más un solo abrazo,
un solo norte
y un sosiego...
©Gustavo Bonelli V.
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