MADRUGADA


Madrugada
Te espero en mi lecho
pero no vienes, no estás.
Yo estoico me como la angustia
el dolor de no poseerte.
Mi ser pugna por ti, quiere
entre mis brazos tenerte
y protegerte.
No es verdad que seguridad
en mi no hallas, no, no es verdad
Y sentirte amada, es por demás.
Mis sentidos reniegan de lo que oyen,
mi ser se complica y se cae
Madrugada sin ti, sabe a hiel,
a escoria mala, a acíbar podrido,
porque madrugadas las mías,
las mías que inventé para ti
con la fuerza taurina que viene de mí.
Madrugada,
ven pronto a mi lecho,
te espero maltrecho
pero vivo esta quimera, esta ilusión
de amar a una diva, a un tierno amor.
De adorar a una sola, que de entre
todas, tenías que ser TÚ...

Gustavo Bonelli Vásquez
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