PRINCESA DE AYER


Quien en el silencio de la noche
a tu puerta se atrevió a tocar
para contarte de su inmenso dolor
y de sus cuitas tan serenas,
no sabes, oh princesa,
lo mucho que te amaba y lo que te necesitaba.

Quien en sus pupilas solo reflejaba
u mirada tan sombría y tan callada...
quien con tus triunfos, logros, éxitos...
inocente al fin se regocijaba
no sabes lo que suspiraba
por quererte dulce y quedo
en el silencio de su alcoba.

Quien al fin y al cabo un día dijo que te amaba
y que solo a ti te contemplaba
no sabes qué de noches le esperaban,
cuando triste y solo se quedaba
cuando en su silencio oscuro
ya no te encontraba
por mas que te buscaba
Y cuando confundido y ofuscado,
tus aposentos presto abandonaba
no sabes con cuanto sentimiento
tu duro desamor en su interior lloraba
ese que disfrazabas con tu tierna belleza
y tu mirada de niña enamorada.

Hoy, en las soledades de un estío
sin calores y de unas nieves sin blancura
te evoca en su memoria y cree verte reflejada
en ese rostro de princesa
que con noble galanura
se atreve arrojado a contemplar
y obcecado a cortejar.

Eres alba y blonda dama
que otra vez ilusionada,
retoma seductor vuelo
dulce niña de tan tiernas
y bellas guedejas
que enamoras con tu canto
aquella que en su empeño por dejarme...
da tal vez la espalda a un caro sueño.

©Gustavo Bonelli V.
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