¿De qué me acusas, infame misterioso?
¿Tenía yo acaso obligación de ser un héroe para salvarte a ti?
¿A ti que te regodeaste en humillar impunemente y sin razón
a un elemento noble y joven, indefenso ante la absurdidez de tus mentiras, sólo porque la envidia te corroía el corazón?
¿De qué me acusas innoble caballero, guardando un rencor por décadas maltrecho, maldiciendo mi suerte y mirando egoístamente tan sólo una arista del problema?
¿Es que la moral no existe para los "de arriba", para los que pretenden ser "mejores", para los que lejos de brillar, se preocupan en tratar de opacar las virtudes de quienes saben bien que son largamente superiores?
Sabes bien que tu mentira tuvo patas cortas y aunque te hayan prestado oídos los que como tú se creen muy señores, no tardará la Justicia Divina en hacerme los honores que merecí y merezco ahora, que me alejo para siempre de estos lares...
©Gustavo Bonelli Vásquez
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